Mitigar el cambio climático: 

Los suelos que se regeneran remueven carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis de las plantas y lo almacenan en forma de humus por cientos de años. 

El suelo que se cubre de vegetación reduce sustancialmente la temperatura, imaginemos este efecto multiplicado por millones de hectáreas.

Restaurar Ecosistemas:

Recuperar la biodiversidad de especies de flora y fauna, complejizar paisajes en lugar de simplificarlos. Sanar el ciclo del agua, mejorar la infiltración del agua en el suelo

Sostener la vida humana:

Aumenta la producción de alimentos de alta densidad nutricional, de los que dependen de forma directa mil millones de personas para su subsistencia.

Los suelos sanos son más resilientes ante eventos climáticos extremos. Brindando mayor seguridad alimentaria ante un clima que se vuelve impredecible y extremo.

Aumenta la disponibilidad de agua potable, al mejorar el ciclo del agua con una mayor infiltración de agua que va a alimentar las napas.

La solución propuesta a nivel global para reducir emisiones de Gases de efecto Invernadero e incentivar su captura ha sido la creación de impuestos y precios al carbono. A través de ponerle un precio al carbono, se le permite a las empresas ir compensando sus emisiones mediante la compra de créditos de carbono de proyectos externos que capturan o evitan emisiones de gases de efecto invernadero.

Los tipos de mercado actualmente son:

MERCADO INTERNACIONAL: Son los mecanismos de créditos administrados por organismos internacionales como la ONU, vinculados al Protocolo de Kyoto. 

MERCADO VOLUNTARIO: Son créditos creados por acuerdos entre privados y terceras partes independientes, que en su mayoría imitan los protocolos de los créditos internacionales. 

MERCADO REGULADO: Son los mecanismos que establecen algunos gobiernos nacionales o regionales para regular las emisiones de forma obligatoria. Ejemplos son el Programa del Gobierno Australiano o del Estado de California.

Un crédito de carbono es un certificado que representa que se evitó la emisión o que se realizó la remoción del equivalente a una tonelada de dióxido de carbono de la atmósfera (tn CO2eq).

La agricultura y ganadería regenerativa convierten a los pastizales y tierras de cultivo en verdaderas ‘bombas de carbono’, potenciando la capacidad de las plantas de capturar CO2 atmosférico y almacenarlo en el suelo en forma de humus.

Mira esta breve explicación para entender cómo:

https://www.youtube.com/watch?v=BKRxtZlbcgE&t=1479s

La regeneración podría cuantificarse mediante: 

1. a) el aumento o el mantenimiento de la cubierta vegetal, sin suelo desnudo; 
2. b) el aumento de las tasas de infiltración de agua, para maximizar la retención de agua en el suelo y minimizar las pérdidas por escorrentía y evaporación; 
3. c) el aumento de la biodiversidad en un sentido amplio, lo que implica el aumento de la cantidad de grupos funcionales, la riqueza de especies vegetales y la distribución de la masa, la biodiversidad de la biota del suelo, los herbívoros domésticos, la vida silvestre, etc.; 
4. d) el aumento de la fotosíntesis y la producción de biomasa; y 
5. e) el aumento de las reservas de carbono del suelo y la mejora del funcionamiento de la biología del suelo. 

¡De ninguna manera! En general los productores regenerativos tienen negocios más rentables y resilientes. Aquellos productores que vienen de manejos con alto uso de insumos normalmente logran mantener niveles de producción similares pero con mucho menos costo (y riesgo). Aquellos productores que vienen de un esquema más extensivo y de bajo costo, logran mejorar la rentabilidad al poder producir más (generalmente productores que hacen ganadería con pastoreo continuo).

Porque es la certificadora más grande y reconocida a nivel global. Asegura el nivel de transparencia y veracidad del crédito generado.

El proceso completo dura entre 18 y 24 meses hasta tener los créditos emitidos y colocados en el mercado. Estos tiempos pueden variar de acuerdo a los tiempos de los auditores y la certificadora.